Comenzamos hoy la que será nuestra ultima jornada de camino, ya que la prolongación a Fisterra, debido a los cinco fantásticos y provechosos días de estancia en Asturias, no podrá ser en esta ocasión. Como es habitual salimos del albergue sobre las 0830h y nos encaminamos hacia una cafetería situado a la salida de Melide, para hacer nuestra habitual parada de café, magdalena, y zumo de naranja. Como ocurriría en la etapa anterior, el camino transcurre por un continuo sube-baja de carácter leve, pero inmersos en continuas “carballeiras” de un aspecto apacible que invitaban a prolongar la parada, mas de lo necesario.
A los 10km de Melide pasamos por Arzua, aquí por fin puedo actualizar el blog. La “paradita” fue de algo mas de dos horas. Sentados en una terraza con vistas al camino, el tiempo que permanecimos allí, fue un constante transcurrir de pedegrinos y bicigrinos, se nota que estamos ya en pleno Camino Francés.
Reiniciamos la marcha y las localidades de Calzada, Ferreiras, Brea, Sta. Irene, Rua, Arca do Pino, van pasando con mas rapidez que cuando nos encontrábamos en el Camino del Salvador o Primitivo. Y mas bien rápido que lento nos encontramos en el monte del Gozo, confluencia de numerosísimos pedegrinos y bicigrinos, venidos de todos los puntos cardinales, una “Torre de Babel” en toda regla.
Nuestra intención es pernoctar en el centro de Santiago, por aquello de estar inmersos en centro de el bullicio, así que con la misma y después de “tirar” las fotos de rigor nos encaminamos en una prolongada bajada hacia Santiago.
Bajando del Mte. del Gozo, nos encontramos con estos tres “angelillos del camino”, que al pie de su casa, nos dispensaban con unas viandas y un buen vaso de agua o una cerveza, yo elegí el zumo de cebada.
Y……….. escasamente a 300 o 400mts de la Catedral el reparado tornillo del transportin vuelve a romper, esta claro que habrá que pasarse al pasador que ancla este en el eje de la rueda, en fin, pero ya estamos en la plaza del Obradoiro y como manda la tradición hacemos la entrada dejando la fachada de la Catedral a nuestras espaldas, para cuando creemos que estamos a la distancia adecuada, darnos la vuelta y encontrarnos con la magnificencia y grandiosidad de esta imponente muestra del barroco.
Dejamos la plaza del Obradoiro y nos encaminamos en busca de una ferretería, donde adquirir un nuevo tornillo para el transportin, así llegamos a la Plaza de Galicia, donde “matamos dos pájaros de un tiro” , el tornillo y el hospedaje para la estancia en Santiago, en esta ocasión será el Hotel Universal.
Mañana iremos de nuevo a la catedral, para cumplir con la promesa hecha de abrazar al santo y de paso acercarnos a la oficina del peregrino, para intentar por tercera vez recoger la “Compostelana”, publicaremos la ultima “crónica” de este “blog”, y con ello volveremos a casa para reiniciar nuestras monótonas y rutinarias jornadas de cada día.
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